martes, 10 de enero de 2012

Y aquí vamos otra vez...

Sí, son pequeñas las cosas que me hacen perder la razón. Pueden parecer insignificantes, como hoy, por ejemplo: sospecho y sólo sospecho, que la chica que vino a trabajar a mi casa se llevó una blusa mía, estuve buscando por todos lados y espero haberme equivocado, porque no me gusta perder la confianza de las personas que viven bajo mi techo. Mientras buscaba y rebuscaba desordenando y tirando la ropa y los cajones, nada, cada vez me desesperaba más. Grité, insulté, maldecí, porque me sentí traicionada, indignada. Luego entré a la ducha y llore como cualquier loca llamé a mi mamá varias veces y vino, pero no captó bien el mensaje, no pensó que podía ser tan grave, entonces me quedé ahí por un tiempo, subí al cuarto de mis papás y pensé, en verdad en estos momentos no pienso y tomé dos zyprexas de 10 miligramos. La cagué de nuevo. Muchos pensaran que no es para tanto pero, es una de las características de personas con trastorno de personalidad limítrofe, es que por pequeñas cosas, como la que conté, pueden llevar a perder los papeles, como si hubiera ocurrido una desgracia. Por eso, hay que pedir ayuda. Sí, seguro piensan que pongo excusas para hacer berrinches, pero la verdad es que lo que siento se tan real no se puede explicar, es como que te desgarren el corazón y te falta el aire y no puedes respirar y tu cerebro ya no quiere razonar, sólo actuar y actuar para mal, de forma autodestructiva.

Esto simplemente fue lo que ocurrió hoy.

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